En los barrancos que descienden de las sierras, aprovechando alguna pequeña vaguada, encontramos algunas lagunas temporales. En sus orígenes eran balsas ganaderas, pero al quedar abandonadas proliferaron las plantas anfibias, convirtiéndose en refugio de numerosos anfibios, como la escasa ranita de San Antonio. En los bosques podemos encontrar algunas aves rupícolas, como el buitre leonado y el águila real, y también aves forestales como el torcecuello.