Asociación Santa Ana de Cutanda
UN PASEO POR CALAMOCHA
El viajero que llegue a Calamocha podrá disfrutar de su historia, su legado artístico y sus gentes. Un paseo por la villa le descubrirá su importancia a lo largo de la historia. El visitante puede partir su recorrido desde la plaza del Peirón, centro neurálgico de la localidad y lugar donde se encuentra la casa Rivera, la más antigua de la localidad y el monumento al bailador, del escultor turolense José Gonzalvo. Dirección al puente romano, uno de los emblemas de la localidad, se encontrarán con el conjunto palaciego más relevante del Jiloca: las casas solariegas de Vicente Espejo y de los Tejada. Mención especial merece también la casa de Valero Bernabé y la casa Marina.
En cuanto a la arquitectura religiosa sobresale por encima de todas, la Iglesia Parroquial de Santa María La Mayor, con su espectacular fachada retablo y su baldaquino. La ermita del Santo Cristo, la de San Roque y el convento de San Miguel Arcángel completan las manifestaciones de arquitectura religiosa. Una recomendación para nuestro visitante es que realice un recorrido por las renovadas riberas del río Jiloca hasta llegar al parque municipal Rafael Angulo dónde podrán contemplar una simbiosis entre las manifestaciones de la naturaleza y las modificadas por la mano del hombre, dónde el agua, su industria y la vegetación se dan la mano en uno de los mayores espacios verdes de la localidad.
RUTA DEL AGUA DE CALAMOCHA
Calamocha es un pueblo en el que el agua ha jugado un papel fundamental a lo largo de la historia. Tanto es así, que el río Jiloca es el órgano vertebrador de nuestro pueblo. El siguiente recorrido muestra algunos restos arquitectónicos dinamizadores de la actualidad económica de la localidad desde la Edad Antigua hasta hoy.
La ruta comienza en la Fuente del Bosque, denominada así por encontrarse a las afueras del casco urbano. Se trata de un complejo hidráulico que fue construido sobre una fuente y abrevadero, del que quedan restos de un muro cercano. La nueva fuente se construyó al mismo tiempo que el lavadero, en 1956.
Siguiendo el cauce del río, paseando por una ribera repleta de chopos, el camino desemboca en un amplio espacio de gran riqueza, en el que se encuentra el antiguo molino harinero, el martinete de cobre, el puente romano y el lavadero de lanas.
En primer lugar, al cruzar el puente moderno, podemos observar los restos del molino harinero y del martinete de cobre. Este último, del que apenas queda constancia, data de finales del siglo XVII, aunque se sabe que fue utilizado hasta mediados del XIX. En él, había un pequeño taller junto a una fragua donde tendría lugar el fundido del cobre. El edificio adjunto era conocido como el ‘Molino de Afuera’ y se cree que fue construido en el siglo XVI por la familia Navarro. A finales de dicho siglo, la propiedad pasaría a ser compartida por los Cuber de Bernabé y los Vicente de Ínigo.
Junto a ambas edificaciones, encontramos uno de los símbolos de la localidad, el Puente Romano sobre el río Jiloca. Se trata de una construcción realizada en sillería y cuya función era constituir parte de la calzada romana que conectaba Caesaraugusta (actual ciudad de Zaragoza) con Cástulo (actual Cazorla), al igual que el vecino Puente Romano de Luco de Jiloca. El de Calamocha es un puente de un solo ojo rebajado, reforzado lateralmente y transformado con el paso de los tiempos. La última restauración fue en 1992, y es Bien de Interés Cultural desde 2001.
Nuestra última parada se encuentra unos metros más abajo, en la margen izquierda del río. Se trata del Lavadero de Lanas, que fue construido a mediados del siglo XVII con el objetivo de depurar las lanas procedentes de Albarracín y del Jiloca. Sufrió una ampliación en el primer tercio del siglo XVIII, incluyendo una noria que permitió la captación del agua del río.
UN RECORRIDO ARTISTICO Y CULTURAL POR LA COMARCA DEL JILOCA
Si el viajero quiere recorrer nuestra comarca no puede dejar de visitar las torres mudéjares, testigos de una convivencia cultural. Destacan las de las localidades de San Martín del Río, Báguena, Burbáguena, la de Lechago, declarada Bien de Interés Cultural, igual que la de Navarrete; la de Olalla, la más espectacular y de mayor calidad de la comarca y la de Godos, que forma un peculiar conjunto con los restos de su fortificación.
Quien se acerque hasta nuestros pueblos no debe dejar de conocer una de nuestras señas de identidad, los peirones que se levantarán en cualquier plaza, calle, cruce de camino, en el campo o en alto de un cerro. Todos los municipios jilocanos cuentan con alguna de estas muestras de la pequeña arquitectura popular, pero cabe destacar o por su rareza constructiva, por la profusión en su decoración, por el material de construcción o por su antigüedad el de San Roque, en Blancas; el de San Antón, en Lagueruela; el de Santa Elena, en Godos el de San José en Peracense y Villar del Salz, ambos dedicados a la misma advocación y construidos en piedra rodena; el del Cabezuelo, en Navarrete del Río, rareza constructiva con aparejo mixto de piedra y ladrillo; el de San Antón, en Tornos bellamente trabajado; el de San Antonio de Padua, en Torrijo del Campo o el peirón viejo de los Santos, de Torre los Negros, con inscripciones incisas. Por último, nuestros visitantes podrán conocer mejor a las gentes que habitan la comarca del Jiloca si visitan el museo del Azafrán en Monreal del Campo, el del Jamón en Calamocha, el del vino en San Martín del Río, el de la miel en Báguena, el Centro de Interpretación del mundo romano en Caminreal o la colección etnológica de Recio, en la localidad de Blancas.
EXCURSIONES DESDE CALAMOCHA
GALLOCANTA: EL DESPERTAR DE LOS SENTIDOS.
A unos 15 km. de Calamocha, el viajero se puede desplazar hasta el mayor complejo lagunar endorreico de España surgido a partir de una corrosión kárstica de materiales calizos y podrá detenerse en la observación de endemismos vegetales, fauna acuática y esteparia y disfrutar de su ave emblemática: la grulla, que descansa en estas tierras y duerme en sus aguas en su viaje migratorio. El visitante quedará atrapado por la luminosidad del entorno, la explosión de olores, la brisa y sus noches estrelladas.
EL CASTILLO DE PERACENSE: MIMETISMO ANCESTRAL
Aunque sus orígenes no están nada claros, en su actual ubicación se han encontrado restos celtíberos y romanos, aunque la fortaleza tal y como podemos verla ahora data de la primera mitad del siglo XIV construida con fines militares. Lo más sorprendente del castillo de Peracense es el como se mimetiza con el paisaje de tal manera que parece formar parte de él. La importancia estratégica de esta fortificación se acrecienta en la Edad Media por su posición estratégica entre los reinos de Castilla y Aragón y los señoríos de Molina de Aragón, Albarracín y Daroca. Un paseo por el castillo y sus alrededores descubrirá al paseante como desde años remotos el hombre supo aprovechar los recursos que le ofrece la naturaleza con el máximo respeto.
DAROCA: CIUDAD CON HISTORIA
A 27 Km. de Calamocha el visitante encontrará una ciudad amurallada que encierra una vasta y fecunda historia. Iglesias románicas, fachadas centenarias, leyendas universales… . Daroca propone al viajero un recorrido por sus murallas, por sus numerosos castillos, por sus intrincadas calles, en definitiva, por su conjunto que rebosa esencia de un pasado plasmado en su rico patrimonio histórico y artístico.
MONASTERIO DE PIEDRA: REMANSO DE PAZ
A una hora de Calamocha el viajero descubrirá un parque de ensueño donde el agua marca el camino. El río Piedra ha modelado la roca formando lagos, grutas y cascadas, el parque acoge densos bosques de ribera con numerosas especies animales. El visitante podrá también visitar el monasterio fundado en 1.194 por 13 monjes llegados desde la Abadía de Poblet. Este lugar ofrece también servicio de guías y de restauración donde podrá disfrutar de una variada y selecta gastronomía regional aragonesa. Igualmente, el monasterio se ha reconvertido en un confortable hotel de tres estrellas.








