Puentes romanos
En el municipio de Calamocha se conservan dos puentes muy antiguos levantados en sillería, ubicados sobre los ríos Jiloca (Calamocha) y Pancrudo (Luco de Jiloca). No son abundantes este tipo de puentes, pues su coste era muy elevado. Solo se construían en aquellos lugares con frecuente tránsito y, sobre todo, a lo largo de la vía de comunicación que remontaba el Jiloca. Se han considerado de origen romano, aunque pudieron ser reconstruidos o incluso rehechos completamente en época medieval. Martín Almagro los relacionó con el paso del Mío Cid y empezó a difundir su atractiva arquitectura. Actualmente están protegidos mediante declaración de Bienes de Interés Cultural (2001).
El puente de Calamocha se localiza en el casco urbano, junto al antiguo convento de San Miguel. Está formado por un solo arco rebajado de 7,7 m. que salva el Jiloca, con un tablero apuntado que no conserva los pretiles. Algunos historiadores creen que pudiera ser un resto del itinerario de la vía romana que iba de Cástulo a Caesaraugusta, pero también podría pertenecer a algún camino real posterior.
Forma parte de un rincón tradicional muy atractivo aunque bastante deteriorado, junto a un pequeño parque fluvial, el molino harinero, el lavadero de lanas y un martinete de cobre.
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El puente de Luco es más espectacular. Se encuentra a unos dos kilómetros de la localidad, junto a la confluencia de los ríos Pancrudo y Jiloca. Se puede visualizar desde la antigua carretera nacional. Responde al prototipo de los denominados puentes de lomo de asno, alcanzando los 35 m. de longitud y 3’40 m. de ancho, lo que facilitaba el paso de carruajes. Presenta tres ojos con arcos rebajados, de los cuales el central es de mayor dimensión. Entre los arcos hay dos tajamares o arquillos de aligeramiento de 2 m. sobre los que se sitúan pequeños aliviaderos abovedados.
La primera sensación que produce al visitante es el desequilibrio existente entre su tamaño y el pequeño riachuelo que discurre por debajo. El Pancrudo es un río de escaso caudal, pero se vuelve muy violento y arrambla con todo lo que encuentra a su paso tras las tormentas de finales de la primavera.
