Iglesia de Calamocha
La iglesia de Calamocha, dedicada a Santa María la Mayor, es un edificio de grandes dimensiones, con tres naves de cinco tramos y con espacio de iglesia-salón. Las tres naves se cubren con bóvedas casi planas de crucería estrellada que apoyan sobre pilares. A pesar de su homogeneidad interior, la iglesia fue construida en dos épocas: La primera se inicia en el año 1548, cuando el Concejo contrata a Sancho Laguarza y Juan de Estela para edificar una nueva iglesia sobre el solar que ocupaba la vieja. La segunda, una ampliación respetando el estilo anterior, es encargada en el año 1735.
Si nos fijamos en el exterior, el templo se aprecia como un solo volumen, de grandes dimensiones y cubierto a dos aguas, donde todos los elementos decorativos se concentran en la principal puerta de acceso. La fachada fue construida a mediados del siglo XVIII. En ella, protegida por un arco, se situó la portada a modo del típico esquema de portada-retablo barroco. Se divide en dos cuerpos con tres calles, que en el inferior se separan por columnas compuestas, mientras que el superior despliega toda la exuberancia barroca. La portada se halla presidida por la Virgen.

En el interior destacan dos retablos barrocos realizados en el siglo XVII: el de San Francisco Javier y el del Cristo, fechado en 1684. Hasta bien entrado el siglo XVIII, una vez ampliado el templo, no se volvieron a realizar obras de interés. De este momento sobresale el interesante baldaquino iniciado por el escultor Francisco Navarro en 1761 y el retablo de la Sagrada Familia, atribuible a su círculo. Del barroco final conserva también el retablo conocido como de la Virgen del Rosario, cuya imagen central se trajo de Filipinas, y el San Pascual Bailón, en el que se aprecia el empuje hacia el neoclasicismo. Los retablos realizados en el siglo XIX son de desigual valor. El de San Roque se fecha en 1853 y el de San Pedro muestra un lienzo fechado en 1879, obra del pintor turolense Salvador Gisbert.
